Una empresa de coolhunting inglesa y las principales ferias textiles son las culpables de esta alienación estilística global.
¿Sucumbiste al estampado de estrellas para después descubrir que toda tu oficina también lo llevaba? ¿Tus amigas y enemigas llevan el mismo vestido de flores que tú? ¿Alguna vez te quisiste comprar un vestido negro y te tuviste que conformar con uno azul noche porque era el color de la temporada? La respuesta a este entramado está en unos señores de Londres que deciden por ti.
Dos años y medio antes de que llevemos las estrellas o el azul noche “las empresas textiles, aquellas que fabrican las telas, llaman a las agencias de predicción de color para que analicen las tendencias”, nos comenta por teléfono Laura Eceiza, profesora del IADE, y apunta “solo hay tres o cuatro en todo el mundo pero la más importante es la inglesa Global Color Research”. Los denominados cool hunters, o lo que es lo mismo, los "cazadores" con un olfato especial para las tendencias, rastrean las calles de medio mundo en busca de los tejidos que tendrás en tu armario dos años después. “Estos especialistas se reúnen y sacan conclusiones que transmiten a los fabricantes”. Pero no siempre la moda es cuestión de adelantarse, a veces entran en juego otros intereses “a la propia industria textil le conviene que se lleve un color porque tiene un excedente o porque sale más barato”.
Entre la alienación estilística y la exclusividad
Una vez fabricadas, estas telas se exhiben en los salones de venta de tejidos. El más importante, Première Vision, se celebra en París cada seis meses (septiembre y febrero). “Unas 700 empresas textiles procedentes de 30 países distintos muestran aquí su genero”, nos cuenta Pascaline Wilhelm, director de moda de esta exhibición parisina.“La pasada edición nos visitaron más de 46.000 profesionales de 100 países. Podríamos decir que este es el punto inicial de una tendencia”. Sin embargo, en ese volumen de asistencia es donde parece radicar la popularización de estos tejidos. Entre los grandes nombres que asisten como Stella McCartney o John Galliano también se encuentran algunas cadenas low cost como Inditex. “A Zara le cuesta mucho más barato comprar los tejidos porque se lleva más cantidad”, apunta Laura Eceiza.
Pero entonces, ¿dónde está la diferencia entre la calidad de las prendas de esta cadena y las de una firma de lujo? “A veces pueden coincidir. Por ejemplo See by Chloé, la línea más económica de Chloé, puede comprar el mismo tejido que Zara". En las primeras líneas no es común que suceda. Las grandes marcas pagan más por la venta en exclusiva de las telas. Luego, el caso de la invasión de clones en las empresas fast fashion no tiene nada que ver con esta compra conjunta, radica más bien en el espionaje industrial. “Existen personas que filtran información, es por eso que a veces la copia de H&M está a la venta antes incluso que la original”.
Qué fue antes: el huevo o la gallina
Los tejidos suelen marcar el ritmo de una colección. Generalmente los diseñadores prefieren comprar las telas antes de dibujar los bocetos. Los hay incluso que no dibujan sobre bocetos, sino que modelan sobre maniquíes teniendo en cuenta la textura y la caída de una tela. Kina Fernández nos desvela su procedimiento que consiste en comprar primero las telas y entonces ver por donde tirar según la inspiración que previamente le ronda en la cabeza. “Nuestros tejidos son cien por cien europeos, compramos en Italia, París y Barcelona”. El STIB (Salón Textil Internacional de Barcelona) recibe unas 900 visitas cada edición de 350 empresas textiles. Además de Kina Fernández, allí es muy probable encontrar a Adolfo Domínguez, Roberto Verino, Ángel Schlesser o Sita Murt, mezclados con compradores de Mango o El Corte Inglés.
Para la diseñadora gallega, el motivo principal de la coincidencia de tendencias reside en las ferias: "Es lógico que existan coincidencias en proveedores y tonalidades ya que el mercado de tejidos es el mismo para todos y utilizamos los mismos medios para trabajar".
La cara B de la masificación
¿Esta situación es irreversible o se puede salir de este círculo vicioso? Los hermanos Aitor e Iñaki Muñoz, conocidos como Ailanto viven aislados de las tendencias textiles. Licenciados en Bellas Artes, estos diseñadores crean cada temporada sus propios estampados dibujándolos previamente con lápiz, acuarela o témpera. “Al día siguiente de un desfile comenzamos ya a preparar la próxima colección”, nos cuenta Aitor por teléfono. “Dibujar los estampados es la parte que más nos gusta. Es mucho más costoso por el tiempo que le dedicamos, un mes aproximadamente, pero es lo que nos diferencia del resto, nos da personalidad propia”. Es por ello que Ailanto ha entrado con muy buen pie en el merado japonés, maestros en apreciar los detalles. Un caso similar es el de la diseñadora inglesa Mary Katrantzou, conocida por la técnica rompedora de sus estampados.