«¿Incluso dinosaurios?» se quejaba consternada Sarah Palin cuando, al ser nominada en 2008 como candidata republicana a la vicepresidencia, la gran prensa comenzó a ser despiadada con ella. Y es que hubo quien le llegó a preguntar, para probar su cultura general, si los dinosaurios y los seres humanos coexistieron.
Esa frescura con la que Palin irrumpió en la política nacional estadounidense, al margen entonces del establishment de su partido, es la que ha vuelto a imponerse en el examen de las más de 24.000 fotocopias de correos electrónicos de la ex gobernadora de Alaska publicadas por las autoridades de ese Estado.
De momento, el intensivo escrutinio de los medios no ha encontrado nada en la documentación que ponga en aprietos a Palin, quien en las próximas semanas debería anunciar si opta a ser candidata a las elecciones de 2012. Lo que ha trascendido más bien le beneficia, porque es justamente su historia de éxito, algo tan caro a los estadounidenses, y que maravilló en su día: cómo alguien con escasa experiencia política (gobernadora de la despoblada Alaska desde 2006, después de ser alcaldesa de una pequeña localidad de ese Estado) pasó de la noche a la mañana a ser una estrella a escala nacional, con la posibilidad de convertirse en vicepresidenta, o incluso presidenta si la salud del entrado en años John McCain se quebraba.
Los correos electrónicos más destacados ayer por la prensa norteamericana no eran los relativos a polémicas decisiones de la ex gobernadora, como las presiones para que su ex cuñado fuera expulsado del cuerpo de Policía, o las injerencias de su marido en asuntos de Gobierno, en realidad asuntos ya revelados en el pasado, sino aquellos que relatan en primera persona su sorprendente ascendencia a la política nacional.
«Me lo dijo ayer. ¡Esto se mueve rápido! ¡Reza! Te quiero», escribió Palin a un asesor al día siguiente de que McCain la llamara durante el mes de agosto de 2008 para pedirle que formara parte de su candidatura.
Un retrato público
La documentación, que abarca desde la elección de Palin como gobernadora en diciembre de 2006 hasta su nominación como candidata a vicepresidenta en septiembre de 2008 (quedan por publicar los correos electrónicos posteriores, hasta su dimisión en Alaska a finales de 2009), fue solicitada por varios activistas y medios de comunicación. Fueron requeridos para tener un mayor conocimiento de alguien de quien los ciudadanos del país apenas sabían nada.
La documentación, que abarca desde la elección de Palin como gobernadora en diciembre de 2006 hasta su nominación como candidata a vicepresidenta en septiembre de 2008 (quedan por publicar los correos electrónicos posteriores, hasta su dimisión en Alaska a finales de 2009), fue solicitada por varios activistas y medios de comunicación. Fueron requeridos para tener un mayor conocimiento de alguien de quien los ciudadanos del país apenas sabían nada.
Las autoridades de Alaska han tardado casi tres años en reunir el material, inspeccionado por colaboradores de Palin antes de su publicación.
De la lectura de las 24.000 fotocopias debía salir la verdadera Palin, pero la que emerge no es distinta a la conocida. En este tiempo, la frescura de la dirigente republicana ha podido comenzar a aburrir, pero ahí están sus atributos. Los correos «añaden vívido color y detalles al complicado retrato público de Sarah Palin, que como gobernadora de Alaska ya desplegaba muchos de los puntos fuertes y débiles que luego manifestaría en la escena nacional. A menudo tajante y con frecuencia impaciente, Palin se burlaba de la vieja escuela de políticos y burócratas y actuaba como campeona de intereses populistas», valora The Washington Post.
Poco ortodoxa en sus procedimientos —insistía en usar sus cuentas privadas en Yahoo para asuntos de gobierno—, Palin mantenía contacto electrónico con su equipo, con expresiones coloquiales. «Estoy consternada con los medios», lamentaba una vez por preguntas como la de los dinosaurios o la insistencia sobre la «usada y vieja cama bronceadora que mis hijas han utilizado un puñado de veces» en la residencia oficial.
Extraído de ABC (Emili J. Blasco)