En el ámbito laboral,
los códigos de vestimenta están dados para que todo el personal tenga una
imagen que proyecte lo que la empresa desea sea captado por el cliente. Muy a
pesar de esto, una gran mayoría del personal de las empresas pasan por alto estos
lineamientos, siendo reflejo de la falta de compromiso, inmadurez, y ausencia
de foco con los objetivos de la empresa, lo que al final siempre afectará sus
aspiraciones profesionales.
Las mujeres tienen
más opciones de equivocarse en términos de vestimenta, debido a la cantidad de
información y opciones de moda que hay en el mercado, y el error de no tener el
criterio correcto para identificar las prendas y estilos adecuados para cada
actividad o situación.
En un lugar de
trabajo donde existen códigos formales y casuales de vestimenta se debe
proyectar sobre todo profesionalidad, elegancia, seriedad, confiabilidad,
eficiencia, madurez y cercanía, evitando lucir sexy, sensual o provocativa, ya
que se puede prestar a malas interpretaciones y sobre todo se pierde el respeto
y autoridad dentro de nuestro entorno. Cada una de estas características
también están ligadas al aseo, los cortes de la ropa, ajustes de cada prenda,
los complementos, su estilo y presentación.
Algunos errores
básicos que no puedes cometer:
- Las líneas de los
cuellos no deben ser demasiado escotados. Lleva la línea más baja justo donde
empieza la división entre los bustos, nunca dejando esa división a la vista.
- Los hombros
totalmente descubiertos tampoco aportan a un look profesional. Tomando en
cuenta tu forma corporal, identifica si puedes mostrar brazos; si es así
entonces lleva la manga más corta en la línea del hombro.
- La ropa demasiado
ajustada no es apta para el medio laboral. La ropa debe quedar al cuerpo, sin
hacer arrugas, pliegues o recogerse en el abdomen, las caderas, piernas,
brazos, espalda o busto. Cuando quedan los botones tirantes, los bolsillos se
abren o las cremalleras se bajan o quedan a la vista es por que las tallas de las prendas no son las
adecuadas.
- Los colores y
estampados demasiado fuertes, llamativos y excéntricos también deben llevarse
con cuidado. Es preferible usarlos únicamente en detalles o en prendas que sean
menos vistosas y siempre combinadas o contrastadas con otras en tonos neutros,
ya sean claros u oscuros, para que prime la elegancia.
- Uno de los errores
más comunes es el uso de calzado extremadamente alto y con aspecto de fiesta,
así como irnos al otro extremo, con zapatos demasiado informales. Su altura y
estilo deben estar ligado a las actividades y funciones de la persona. La
altura ideal del zapato ejecutivo está entre los cinco y los siete centímetros.
El tacón debe ser de grueso a delgado, más no tipo aguja. Lo mas elegante es
usar calzado cerrado o semi-abierto (peep toes) o plataformas frontales con un máximo
de dos centímetros de altura. En cuanto a los colores, éstos deben ser
preferiblemente discretos o neutros, olvidándonos de los brillos y estampados,
con excepción del animal print original. Evita también los detalles exagerados,
diseños con correas o tiras en todo el pie y todo aquello que dé la sensación
de parecer fetichista o sexy.
- Las faldas y vestidos
deberán evitarse si son cortos. El bajo o ruedo debe quedar como máximo dos dedos
arriba de la rodilla, pero preferiblemente a la rodilla. Las blusas no deben llevarse
traslúcidas sin un top largo o un centro debajo de estas.
- También es
fundamental que la ropa interior que utilicemos no deje ver su textura y forma
ni que se vea directamente por encima de la ropa. La ropa interior ideal es la
que no tiene encajes o texturas que se noten sobre la ropa.
- El maquillaje debe
ser discreto y nada recargado. En esta misma línea debes elegir tus peinados y descartar
todo tipo de accesorios nocturnos, con brillos o con aires infantiles
En resumen, una mujer
en el lugar de trabajo debe buscar que la valoren por sus acciones, su nivel
profesional, sus destrezas, talento e intelecto y que su aspecto le permita
complementar todos esos atributos.
Marianela Lacayo