¿Pedofilia en el 'Vogue' francés? ¡No puede ser! Xavier Romatet, presidente de Condé Nast France, anunció este fin de semana en la website del 'magazine' que Emmanuelle Alt remplazará a Carine Roitfeld en el puesto de redactora jefe de Moda de 'Vogue France' a partir del próximo 1 de febrero de 2011.
La noticia no tendría más relevancia que la gremial de no ser por dos aspectos. Uno: que Carine Roitfeld venía siendo, desde hace 10 años, una de las mujeres más influyentes del mundo de la moda y un bastión de la casa. Dos: que su relevo al frente de la revista viene precedido por una importante polémica en relación al número de diciembre-enero de 'Vogue Cadeaux', en el que se incluían una fotos de modelos infantiles en poses de mujer adulta que no han gustado nada a las mentes bienpensantes.
La salida pactada de Roitfeld, anticipada hace un mes por un portavoz de la empresa, se debe oficialmente a "sus deseos de dedicarse a proyectos personales en los que está muy implicada". Romalet, por su parte, dijo "lamentar mucho esta decisión", para señalar después que ahora se inicia "una nueva etapa para esta cabecera sólida, potente y segura de sus valores".
¿Valores? Pues sí, valores. Los que marcan sus poderosos anunciantes, que son quienes financian este sector de revistas femeninas donde los ingresos publicitarios suponen la mayor parte del pastel. Y a los anunciantes les importa, sobre todo, no ofender a la opinión pública. Circula por los mentideros parisinos el rumor de que fue el mismísimo Bernard Arnault, presidente del gigante del lujo LVMH y uno de los hombres más ricos del mundo, quien llamó personalmente a Romalet para advertirle de que su grupo de empresas eliminaría a Conde Nast de sus planes de medios si no tomaba cartas en el asunto.
El asunto al que nos referimos es, claro, el conflictivo editorial de moda del citado Vogue Cadeaux en el que tres niñas de 7 años, Thylane, Lea y Prune aparecen maquilladas y peinadas como modelos adultas, luciendo modelitos, joyas, zapatos de tacón y complementos de Versace, Yves Saint Laurent, Bulgari, Boucheron, Balmain o Louboutin. Las fotos son de Sharif Hamza y el estilismo de Melanie Huynh.
Este juego en el que las hijas deciden robarle la ropa a sus madres y embadurnarse con su maquillaje aparentando ser, por unas horas, unas elegantes damitas se ha dado toda la vida. Pero la frontera entre lo naif y lo procaz puede ser muy sutil en estos casos y hay quien ha visto en la realización de las fotos "poses forzadas, enormes escotes, tacones de aguja y ceñidos vestidos de mujer fatal fuera de lugar a tan tierna edad".
Los responsables del escándalo no son otros que Carine Roitfeld y el diseñador Tom Ford, invitado como director en este número de 'Vogue Cadeaux'. Carine y Tom mantienen una colaboración desde hace tiempo, cuando ambos relanzaron la marca Gucci asociándola a la tendencia porno chic, inventada por ella. "El talento de Roitfeld ha sido desarrollar, en los 90, un estilo de editoriales de moda con actitudes y gestos siempre provocativos, donde cada detalle estaba pensado para excitar la vista o llamar a la polémica", explica el consultor de lujo Jean-Jacques Picart.
Con este último número de Vogue Cadeaux, la pareja volvió a conseguirlo. La edición se agotó en pocos días y el revuelo mediático ha sido mayúsculo, con artículos incendiarios que los acusaban de incitar a la pedofilia. Ahora, parece que la industria de la moda ha encontrado su chivo expiatorio para hacer borrón y cuenta nueva.
Extraído de El Mundo (Juan Manuel Bellver)
La noticia no tendría más relevancia que la gremial de no ser por dos aspectos. Uno: que Carine Roitfeld venía siendo, desde hace 10 años, una de las mujeres más influyentes del mundo de la moda y un bastión de la casa. Dos: que su relevo al frente de la revista viene precedido por una importante polémica en relación al número de diciembre-enero de 'Vogue Cadeaux', en el que se incluían una fotos de modelos infantiles en poses de mujer adulta que no han gustado nada a las mentes bienpensantes.
La salida pactada de Roitfeld, anticipada hace un mes por un portavoz de la empresa, se debe oficialmente a "sus deseos de dedicarse a proyectos personales en los que está muy implicada". Romalet, por su parte, dijo "lamentar mucho esta decisión", para señalar después que ahora se inicia "una nueva etapa para esta cabecera sólida, potente y segura de sus valores".
¿Valores? Pues sí, valores. Los que marcan sus poderosos anunciantes, que son quienes financian este sector de revistas femeninas donde los ingresos publicitarios suponen la mayor parte del pastel. Y a los anunciantes les importa, sobre todo, no ofender a la opinión pública. Circula por los mentideros parisinos el rumor de que fue el mismísimo Bernard Arnault, presidente del gigante del lujo LVMH y uno de los hombres más ricos del mundo, quien llamó personalmente a Romalet para advertirle de que su grupo de empresas eliminaría a Conde Nast de sus planes de medios si no tomaba cartas en el asunto.
El asunto al que nos referimos es, claro, el conflictivo editorial de moda del citado Vogue Cadeaux en el que tres niñas de 7 años, Thylane, Lea y Prune aparecen maquilladas y peinadas como modelos adultas, luciendo modelitos, joyas, zapatos de tacón y complementos de Versace, Yves Saint Laurent, Bulgari, Boucheron, Balmain o Louboutin. Las fotos son de Sharif Hamza y el estilismo de Melanie Huynh.
Este juego en el que las hijas deciden robarle la ropa a sus madres y embadurnarse con su maquillaje aparentando ser, por unas horas, unas elegantes damitas se ha dado toda la vida. Pero la frontera entre lo naif y lo procaz puede ser muy sutil en estos casos y hay quien ha visto en la realización de las fotos "poses forzadas, enormes escotes, tacones de aguja y ceñidos vestidos de mujer fatal fuera de lugar a tan tierna edad".
Los responsables del escándalo no son otros que Carine Roitfeld y el diseñador Tom Ford, invitado como director en este número de 'Vogue Cadeaux'. Carine y Tom mantienen una colaboración desde hace tiempo, cuando ambos relanzaron la marca Gucci asociándola a la tendencia porno chic, inventada por ella. "El talento de Roitfeld ha sido desarrollar, en los 90, un estilo de editoriales de moda con actitudes y gestos siempre provocativos, donde cada detalle estaba pensado para excitar la vista o llamar a la polémica", explica el consultor de lujo Jean-Jacques Picart.
Con este último número de Vogue Cadeaux, la pareja volvió a conseguirlo. La edición se agotó en pocos días y el revuelo mediático ha sido mayúsculo, con artículos incendiarios que los acusaban de incitar a la pedofilia. Ahora, parece que la industria de la moda ha encontrado su chivo expiatorio para hacer borrón y cuenta nueva.
Extraído de El Mundo (Juan Manuel Bellver)
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