Las tradicionales carreras de caballos del hipódromo de Ascot, evento deportivo y social que en 2011 cumplió 300 años, han comenzado hoy al sur de Inglaterra al calor del habitual desfile de personalidades encabezado por la reina Isabel II y condicionado por su polémico 'dress code'.
Aprobadas a principios de año, las nuevas reglas de vestuario impuestas por la Junta Directiva de Ascot prohíben en el recinto real las faldas por encima de la rodilla y los clásicos tocados de plumas y flores que tanto ha contribuido a poner de moda Catalina de Cambridge. Tampoco están permitidos los vestidos sin tirantes ni llevar descubierto el ombligo.
Para los hombres resulta obligatorio vestir traje negro o gris con chaleco, corbata, sombrero de copa negro o gris y zapatos negros. Los pañuelos, sin embargo, han sido proscritos.
La tribuna, abierta al público, estará sujeta a normas menos estrictas. Una selección de chalecos, corbatas, pashminas y otros complementos estarán disponibles en los tornos para aquellos asistentes que lo necesiten.
Ya en la edición del pasado año se registraron numerosas quejas en la pista de Berkshire cuando los funcionarios encargados de velar por el cumplimiento de las normas colocaron pequeños adhesivos de color naranja en la ropa de espectadores que ahora estarían 'fuera de la ley'.
El exceso de celo, definido como "paternalista y humillante" por fuentes citadas por el diario 'The Guardian', dio lugar a que parte del público solicitara el reembolso de la entrada.
Extraído de El Mundo
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