A veces, un gesto vale más que mil palabras, y el refrán es aplicable también a los políticos.
Alfredo Pérez Rubalcaba y Soraya Sáenz de Santamaría, portavoces de Gobierno y oposición, se han estrenado en la sesión de control en el Congreso con el primer 'round' de la larga serie de duelos verbales que nos quedan hasta el final de la legislatura.
Ambos son expertos en estas lides y conocen bien el terreno que pisan. "Las sesiones de control tienen un formato muy estricto y unos tiempos marcados que restan fluidez al debate", explica Rosa Matías, consultora de comunicación y coach ejecutiva. Sin embargo, siempre se puede leer entre líneas, y la directora de proyectos de Wellcomm ha analizado el lenguaje corporal de este primer 'cara a cara' para ELMUNDO.es.
Sáenz de Santamaría: Trasmite enfado y dureza en sus intervenciones. A pesar de que mantiene una media sonrisa, sus gestos con las manos refuerzan una actitud increpadora. Quizá se deba al hecho de que en algún momento se le acusó de "blandita" y también porque quizá intenta parecer mayor.
Pérez Rubalcaba: No muestra emoción en sus respuestas, tiene un gran control y dominio del lenguaje corporal. Utiliza la ironía con frecuencia y la sonrisa para trasmitir calma y seguridad.
Vestuario
Sáenz de Santamaría: Soraya es una mujer joven y hace bien en no resignarse al traje de chaqueta. Tiene un estilo poco marcado y se cuida en llevar complementos no muy llamativos y un peinado informal que completan un estilo más 'casual' adecuado a su edad.
Pérez Rubalcaba: Se abotona la chaqueta (casi todos los varones lo hacen): es señal de que están preparados. En concreto, sólo el primer botón, como cerrando esa coraza protectora que encarna la prenda. Nunca luce corbatas ni camisas estridentes, cuidando cualquier detalle que pueda distorsionar su imagen a través de la pantalla de televisión.
Puesta en Escena
Sáenz de Santamaría: Un detalle importante es que no usa papeles, no lee sus intervenciones. Vocaliza mucho, quizás demasiado, para obligarse a hacer un discurso pausado. La portavoz del PP utiliza muy bien las manos para puntualizar y reforzar sus frases. Casi siempre se apoya en el micrófono, lo aferra, lo que denota una cierta inseguridad y una actitud defensiva. Sin embargo, en esta ocasión, probablemente por los nervios, en la última réplica olvidó subir el 'micro' y no se le oía bien. La reacción fue rápida y certera: Con un "no importa lo alto, sino lo claro", Saenz de Santamaría recuperó el terreno perdido, se volvió a poner en posición.
Pérez Rubalcaba: Cada vez más usa las palmas de las manos hacia delante, proyectando una imagen de transparencia y cercanía. Utiliza bien los silencios y el discurso pausado. En esta ocasión no ha hecho gala de su habitual ironía frente a Sáenz de Santamaría, aunque ha aprovechado para ningunear a la portavoz del PP y dirigir su discurso a Rajoy. Cuando escucha, en especial después de la réplica y la contrarréplica, ha hecho muchos gestos. Su lenguaje corporal es muy expresivo, se muerde el labio, se toca la barbilla; gestos que indican cierta inseguridad o duda, que está a punto de tomar una decisión. Cuando habla, va al grano. Parafraseando a un 'tuitero': @Be_Agua: #rubalcaba es capaz de dar respuestas sin calificativos y que caben en un tweet #congresofacts
Extraído de El Mundo (Olalla Novoa Ojea)
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