Actualmente sabemos que
los anteojos oscuros, antes de ser un complemento de estilismo, cumplen una
función fundamental para proteger la vista de los rayos del sol. Es por eso que
contar con un buen par en nuestro armario es básico.
En las tiendas podemos
encontrar infinidad de modelos permitiéndonos contar con opciones para todos
los estilos; sin embargo no todos favorecen a los rostros.
Elegí tus anteojos según
la forma de tu cara y apostá sólo por aquellos que te favorecen. La primera
regla, muy a pesar de las modas, es
evitar los que son grandes si tu cara es pequeña. La idea es armonizar
el rostro, de modo que sólo si tu cara es ancha o tu cabeza grande podés usarlas
así.
Para rostros redondos o curvilíneos, el marco ideal es el de líneas rectas y ángulos cuadrados; si llevás lo contrario acentuarás tus facciones. La fórmula es escoger en el marco la forma contraria de las líneas de la cara. Un rostro anguloso (triangular, cuadrado o rectangular) deberá usar anteojos ovalados o redondos que suavizarán las líneas rectas de la cara. En el caso de rostros ovalados, favorecen los rectangulares.
Los marcos gruesos serán
los ideales para rostros largos que necesiten acortar su longitud y los marcos
finos para caras pequeñas o finas, ya que permiten alargar un poco las
facciones.
Recordá siempre invertir
en unos buenos lentes con protección de rayos ultra violeta, y sacá partido de
tus facciones llevándolos con las formas ideales según tu tipo de rostro.
Marianela Lacayo
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