La peluquería masculina tiene una tradición más larga que la femenina, pero a partir del siglo XX su evolución ha ido a la par.
En una cultura conservadora como la nicaragüense, el cabello masculino largo, aquel que sobrepasa los diez centímetros de longitud, no es común, y es percibido en general como sinónimo de informalidad, poco profesionalismo y de estilo de vida bohemio.
En profesiones liberales, como el arte, diseño, arquitectura, música, modelaje, actuación o algunos deportes, es donde más comúnmente se ve a caballeros de cabello largo. Por el contrario, estructuras empresariales y administrativas tradicionales suelen contar con manuales de conducta e imagen que restringen totalmente su uso.
En cualquiera de los casos la opción de lucir el cabello largo obedece más a un criterio de rango profesional, pues no es difícil encontrarse con empresarios o directivos luciendo cabello largo fijado con gel, flequillos, melena corta de lado o incluso coleta.
De todos modos, si este es el caso y deseás usar el cabello largo tenés que cumplir con algunas reglas para no verte descuidado o poco profesional.
Primero es importante visitar a un peluquero que sepa, según el tipo de cabello y forma del rostro, indicar el corte y largo más adecuado, además de orientarte en tratamientos y forma de peinarlo para las distintas ocasiones. Además, si el corte va de midi a largo deberás amarrarlo para despejar el rostro en el lugar de trabajo y actividades relacionadas con este.
Detalles como la salud de la piel, el uso de barba y bigote y la elección de la vestimenta deben ser manejados con sumo cuidado para aportar un mensaje de elegancia y formalidad, sobre todo en los ambientes que lo exijan.
Marianela Lacayo
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