miércoles, 28 de mayo de 2014

Kate Middleton: 32 trajes para 45 citas

La duquesa de Cambridge genera 700 millones de euros en la industria textil británica

La mujer del príncipe Guillermo abandona su habitual estilo 'low cost' para su viaje a Oceanía

Catalina de Cambridge y su marido, el príncipe Guillermo de Inglaterra, en el centro de aviación de Omaka, Wellington, Nueva Zelanda. / SAMIR HUSSEIN (WIREIMAGE)
La atención mediática durante su visita oficial a Australia y Nueva Zelanda no ha pillado a Kate Middleton por sorpresa. Consciente de que todos los ojos estarían puestos en ella, se ha desplazado a las antípodas con 32 cambios de ropa y un equipo de 11 personas. Entre ellas, su peluquera personal, Amanda Cook Tucker, que retocó su melena durante el largo vuelo de ida; su secretaria Rebecca Deacon, que le ayuda con los estilismos y la niñera del príncipe Jorge, la española María Teresa Turrión Borrallo.
La primera visita oficial del príncipe Jorge durará tres semanas e incluirá 45 compromisos oficiales. La cobertura de la gira está mutando en una suerte de pasarela real, con la prensa mundial detallando cada uno de las prendas de Kate y su hijo. El viaje ha puesto en marcha la maquinaria del conocido como efecto Kate. Se calcula que Catalina genera 700 millones de euros en la industria textil británica y cualquiera de sus elecciones provoca a las marcas una subida de las ventas de hasta un 500%. Por su parte, se estima que el pequeño Jorge aportará más 300 millones de euros a la economía del país, gracias al consumo de souvenirs y productos infantiles. Su estreno como prescriptor de estilo ha sido fulminante y el peto de la marca británica de lujo Rachel Riley que llevó para acompañar a su madre en una de los compromisos se agotó en apenas unas horas.
En este tour, Catalina estrena un estilo menos low cost y más sofisticado. Para complacer a la reina Isabel, se cambiará cuatro veces al día de vestido, llevará joyas imponentes, faldas más largas y cortes regios. Isabel II ha abierto su joyero personal y Angela Kelly, la encargada del vestuario de la monarca, ha ayudado a la duquesa a elegir las alhajas. Una de ellas es el broche en forma de helecho, símbolo nacional de Nueva Zelanda, que lució nada más aterrizar en el país.
Desde su matrimonio con el príncipe Guillermo en 2011, Catalina es el sueño de cualquier director de marketing. Su vestido de novia Alexander McQueen acercó la firma a las masas, pero sobre todo ha echado una mano a las marcas de gama media. Como Midas del sector textil, Kate ha contribuido a popularizar marcas clásicas y poco conocidas fuera de Gran Bretaña como Whistles, Issa o Seraphine. El vestido de Reiss que llevó para conocer a los Obama provocó una subida del 10% en las ventas de la cadena; su marca favorita de zapatos LK Bennet desembarcó en el mercado estadounidense con una tienda en Nueva York y Hobbs vio cómo las adquisiciones de sus abrigos se duplicaron después de que la princesa se dejara ver con uno.
En esta ocasión, está descuidando su rol como embajadora de la moda británica. Ha seleccionado modelos de la marca italiana Max Mara y la estadounidense Tory Burch, un vestido que como era de esperar ya se ha agotado. Para las ocasiones más formales se ha decantado por la inglesa Jenny Packham, la diseñadora en la que confió para su primera aparición tras dar a luz.
Extraído de El País (Brenda Otero)

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