La pugna no tiene nada que envidiarle a la trama L’Oréal, la que desde hace años entretiene a la sociedad francesa. Ambición, traiciones y lazos de sangre burlados por un puñado de poder. Tras la guerra por capítulos entre la rica Liliane Bettencourt y su hija, las lanzas se han levantado ahora en Lacoste. Las luchas internas por instalarse en la cúpula de la marca del cocodrilo han acabado esta semana con la marcha de Michel Lacoste, presidente del consejo de administración de la firma desde 2006.
Como en el caso L’Oréal, ha sido la hija del empresario la que ha precipitado su caída. Al menos le dio el último empujón. Sophie Lacoste Dournel, de 36 años, es actriz y aunque se ha formado en la prestigiosa escuela de negocios HEC, nunca ha ocupado un cargo operacional en Lacoste, "no tiene las competencias para dirigir un grupo que marcha bien", según ha declarado su propio padre al diario 'Le Monde'.
El pasado lunes los accionistas de la compañía votaban la marcha del progenitor y colocaban a su hija en la presidencia del consejo de administración. Michel Lacoste ya ha acudido a los tribunales pararecurrir la decisión y denunciar la maniobra para apartarlo del poder.
Hace meses que el empresario, hijo del fundador de la marca, René Lacoste, preparaba su marcha. Lo anunció en junio, aunque para sucederle él no había pensado en su hija, sino en su sobrina, Marie Béryl Lacoste.
Esta licenciada en empresas y ex dirigente de la marca JP Stevens había pilotado la rama de gafas y perfumes de Lacoste. La francesa contaba con la bendición del comité de remuneraciones y de los tres administradores independientes de la empresa: Franck Riboud, jefe de Danone, Micheline Kaufmann, ex directiva de Chanel, y de Patrick Thomas, gerente de Hermès.
La prima díscola
Pero la candidata favorita no contaba con la intrusión de su prima en la guerra por el poder. Según la revista 'Challenges', Sophie Lacoste, que ya había optado al cargo hace cinco años, contaba ahora con el apoyo de importantes accionistas, entre ellos Catherine Lacoste, la propia hermana del presidente destronado, y de Sachiko Takayama-Lacoste, suegra de la aspirante perdedora.
Sophie Lacoste asumirá la Presidencia del consejo mientras que Loïc Armand sucederá a su padre como administrador de la marca. Armand es directivo de L’Oréal y los partidarios de Michel Lacoste critican que esta elección acarrea un conflicto de intereses puesto que Lacoste tiene firmado un acuerdo con una empresa competidora de la marca gala de cosméticos.
Además, más allá de la pugna fraticida, muchos temen que con el cambio en la cúpula el grupo suizo Maus, que cuenta con el 35% del capital del cocodrilo y ha apoyado a la candidata díscola, aproveche la crisis para aumentar su participación y la empresa, que está presente en 120 países y genera el 90% de su cifra de negocio fuera de Francia, pierda así su carácter familiar. .
El propio Michael Lacoste denuncia una maniobra por parte de la familia suiza para apartarlo. "Maus ha convencido a la mitad de mi familia para hacer alianza y tomar el control. Estoy entristecido por la debilidad y la incompetencia de los accionistas familiares que han sido seducidos por espejismos", ha asegurado a 'Le Monde'.
La otra guerra de Hermès
El conflicto interno se ha cobrado otra víctima fuera de la marca, pues Patrick Thomas, gerente de Hermès, ha anunciado que dejará el consejo de administración de Lacoste tras la polémica decisión. La marca de marroquinería gala también vivió hace unos meses su propia guerra de poder, aunque en este caso el lobo al acecho era el gigante del lujo LVMH.
Tras su entrada hostil en el capital de Hermès en otoño de 2010, la mayoría los accionistas de la familia (herederos del fundador de la marca, Thierry Hermès) formaron un holding para frenar al grupo presidido por Bernard Arnault y evitar que ampliara su participación. Esta estructura impide a los miembros de la familia vender parte de sus acciones.
Hace dos semanas la firma de marroquinería denunció al conglomerado francés ante la justicia por las condiciones en las que entró en su capital hace dos años. LVMH insiste en que su aterrizaje en Hermès fue impecable y ha anunciado que también acudirá al juez "por chantaje, denuncia calumniosa y competencia desleal".
Extraído de El Mundo (Raquel Villaécija)