La mayoría de las
personas piensan que el negro es el color más elegante y sensual y que favorece
a la mayoría, sin embargo esto no es del todo cierto.
Existe el riesgo de
convertirlo en un color comodín y que tu armario pase a tener una gran variedad
de prendas con el común denominador del color, convirtiéndote en un perezoso con
tu imagen. Es elemental tener prendas importantes, atemporales y básicas de
color negro, como un traje sastre, vestido corto, zapatos de punta tipo salón y
sandalias elegantes, un buen bolso de tipo ejecutivo o clutch para salir, un
blazer, camiseta, blusa elegante, un sueter o cárdigan, un buen pantalón de
salir o ropa interior básica.
En países tropicales no
es el color ideal para vestir cerca del rostro o en traje completo. Si sos de
los caballeros que piensan que un traje sastre negro es atinado durante el día,
no podés estar más equivocado, pues está destinado para actividades del final
de la tarde hacia la noche.
Existen otros colores
que otorgan el mismo efecto de elegancia, estilización y sobriedad, perfectos
reemplazos del negro para el día y para la noche. Estos colores son el gris
oscuro, azul oscuro, marrón oscuro, verde pino, berenjena, verde oliva oscuro,
rojo vino oscuro, púrpura, verde petróleo y azul grisáceo.
Si querés usar el
negro para reducir ópticamente medidas, llevalo en las zonas más anchas de tu
cuerpo y combinalo con otros tonos oscuros o con más vida en las zonas menos
voluptuosas. Alejalo del rostro si tus facciones son muy sinuosas o fuertes, o
si tenés aspecto duro, apagado o poco amigable. Si sos de cabello rubio,
cobrizo o platinado, piel tostada, beige o amarilla y ojos verdes, amarillos,
verdes o pardos, evitalo cerca del rostro.
Marianela Lacayo
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