martes, 21 de septiembre de 2010

Irrenunciable Prenda: La Camisa Blanca


Hace mucho tiempo la camisa blanca se convirtió en una prenda obligada en el armario de hombres y mujeres. Es la pieza elegante por excelencia de todo closet que se precie.


Infinidad de estilos han dado vida a esta prenda, pudiendo mencionar la túnica de lino o lana de antes del nacimiento de Cristo que llegaba a la rodilla y se ajustaba con un cinturón por la cintura.


De la túnica a la actual camisa blanca han pasado más de 2000 años y cambios profundos, sobre todo en los materiales de confección, hechura o diseño, pero manteniendo siempre su signo de distinción, pues sólo los aristócratas y gente de buena posición podían lavarla a menudo y tenerla siempre limpia.
La camisa blanca formaba parte del ritual matutino y protocolario propio de las monarquías europeas de los siglos XVII y XVIII, cuando los nobles cortesanos tenían el honor de asistir al Rey, haciéndole entrega de la camisa que debía usar al despertar.

Hoy por hoy la camisa blanca es una prenda democratizada y accesible a todo el mundo, pero que mantiene cierta simbología de estatus por lo que se recomienda altamente su uso a los directivos de empresas y políticos, por encima de camisas de estampados, rayas o cuadros.


Podemos encontrar camisas blancas de todos los estilos, desde el más formal al más informal. Para la mujer siempre las más elegantes serán las de estilo romántico con encajes, en seda y algodón fino. En el caso del hombre el corte mientras mas minimalista sea, más elegante se verá, cuidando los detalles del tipo de cuello y si se va a vestir con corbata o no. También encontramos estilo pirata con volantes en cascada, de corte clásico, de manga corta o larga, entre otras.


Es importante tratar de no utilizar una de material sintético sobre todo en ambientes calurosos, días de mucho trabajo o situaciones de estrés ya que nos hace transpirar más y tiende a arrugarse fácilmente, lo que no nos dará un buen aspecto. La mujer debe cambiar el sostén blanco, preferiblemente por uno color carne.


Marianela Lacayo.