domingo, 30 de septiembre de 2012

Adiós a los zapatos de Imelda



La colección de zapatos de la que fuera primera dama de Filipinas hasta 1986, Imelda Marcos, fue una de las más admiradas durante muchos años. La pasión de Marcos por ellos le llevó a reunir más de 1.200 pares creados por los diseñadores y firmas más lujosos de su época. En torno a ellos se había creado una auténtica leyenda que ahora toca a su fin. Según ha informado el diario chino 'South China Morning Post', el olvido, la humedad y las termitas han hecho mella en una colección, herida, ahora, de muerte.
Durante los 21 años (1965-1986) que duró la dictadura de marido, Ferdinand Marcos, la primera dama reunió en su armario zapatos, vestidos, joyas y todo tipo de complementos que no dudaba en mostrar en público. Su pasión por el lujo y el despilfarro chocaba con las necesidades de un país que pasaba hambre y en el que las libertades y los derechos habían sido mermados. Cuando estas dos décadas de excesos tocaron a su fin en 1986, la familia Marcos abandonó el país dejando tras de sí, entre otras cosas, aquella famosa colección de zapatos.
Según informa el diario chino, durante unos años la nueva presidenta, Corazón Aquino, ordenó exponer la colección en el palacio presidencial. Sin embargo, el paso del tiempo y el cambio de mentalidad hicieron que tanto los zapatos como los vestidos y otros objetos de la ex primera dama fueran empaquetados en cajas que se llevaron al Museo Nacional. Desde entonces, allí han permanecido almacenadas, y olvidadas, en una habitación.
Hasta la semana pasada nadie había vuelto a reparar en aquellas cajas. Han sido las lluvias que han inundado parte del museo, las que causantes de que aquella colección vuelva a ser noticia. Los responsables del museo entraron en la sala inundada y allí encontraron las cajas con bolsos, vestidos y zapatos destrozados por causa de la humedad, las termitas y el moho.
Ahora, los encargados del museo se plantean llevar a cabo una ardua labor de recuperación de las prendas aunque el mal estado en que se encuentran hacen prever que, tal vez, no sea posible.
Extraído de El Mundo (Yo Dona) (Natalia G. Hermosín)

El "efecto Middleton" arrasa de nuevo


A la izda., los zapatos de M&S; en el centro, la duquesa en Kuala Lumpur y a la dcha., los de L.K. Bennett.

Un simple aleteo a un lado del mundo puede desencadenar grandes fenómenos atmosféricos al otro lado, reza el proverbio chino y el enunciado profano de la teoría del caos. Pero el llamado 'efecto mariposa' ha trascendido el ámbito de las ciencias exactas para colarse en el argot estilístico de la mano de Kate Middleton, seguida de cerca por su hermana Pippa.
Como ocurre con 'celebrities' de todo el mundo erigidas también en una suerte de 'reinas Midas' de nuestra era, aunque en menor medida, todo lo que tocan se convierte en oro en manos de quien lo comercializa. Es decir, basta con que la duquesa de Cambridge aparezca con una prenda X y que ésta sea identificada como un artículo asequible de la marca Y, para que en pocos días, el resultado de esta sencilla ecuación matemática sea igual a 'superventas'.
El último ejemplo de la fiebre Middleton llega en medio de la vorágine mediática en torno a sus polémicas fotografías en 'topless'. Aprovechando la coyuntura o por pura casualidad, la cadena británica Marks & Spencer ha sacado a la venta una versión 'low cost' de los zapatos más famosos del Reino. Esos con los que Catalina se ha dejado ver en más de 15 ocasiones y cuya versatilidad ha quedado más que demostrada.
En lugar de los casi 250 euros (195 libras) que cuesta el par 'oficial', la réplica económica asciende -valga la paradoja- a 24,50 euros aprox. (19,50 libras). Toda una ganga que las que sueñan con ponerse, literalmente, en los zapatos de Kate Middleton no podían dejar pasar.
En tan sólo una semana, los siete días que los zapatos llevan disponibles, la cadena ha registrado una venta cada dos minutos, según informa el diario británico Daily Mail. Semejante proeza ha convertido estos salones con plataforma en el mayor 'best-seller' de la historia de la marca.
Los tienen en 'nude' (modelo Caramel) para las fieles al estilo Middleton, en rosa pálido (modelo Blush), en negro (modelo Pewter) y en dorado con imitación de piel de serpiente (modelo Bronze Mix). Todos ellos al mismo precio pero en edición limitada. Y, teniendo en cuenta que algunas tallas ya están agotadas, más vale apresurarse.
Extraído de El Mundo

Revolución barbuda en las comisarías de Egipto



Un lío de barbas agita los cuartelillos en la tierra de los faraones. La pasma egipcia, consumidora del mostacho a imagen del legendario Gamal Abdel Naser, ha cambiado el chip. Varias decenas de agentes, expedientados por las autoridades, litigan en los tribunales para lucir la facha barbuda del profeta Mahoma.
"Es una sunna (recomendación de Mahoma) y todos los musulmanes, ya sean policías o militares, deben dejarse la barba. Estamos en un tiempo de libertades personales y no existe ley que lo impida", explica a ELMUNDO.es el teniente de la policía Yaser Gomaa. La determinación estética de este joven de 30 años es impermeable incluso a lasuspensión de seis meses de empleo y sueldo que le impuso un comité disciplinario del Ministerio de Interior.
Otros 70 polizontes han corrido su misma suerte. Y unos 1.500 oficiales, más cautos, habrían solicitado el plácet para mudar de imagen. Las autoridades se oponen alegando que la apariencia física de los agentespodría intimidar a la minoría copta, que representa el 10% de la población. "Estoy convencido de que la mayoría de la sociedad nos acepta con barba. El problema está en la minoría a la que no le gusta practicar el islam", afirma el coronel Mohamed Fadli.
Convertida en batalla judicial, la controversia ha cosechado veredictos contradictorios. Si la Corte Administrativa de El Cairo avaló el envío a galeras decretado por la cúpula policial, tres salas provinciales se han pronunciado a favor de la reincorporación inmediata de los agentes sancionados. Fadli, de 28 años, es uno de los primeros afortunados y volverá pronto a patrullar las calles de Tanta, una ciudad industrial del Delta del Nilo.
"Si el presidente y sus ministros son barbudos, ¿por qué razón no podemos serlo nosotros?", se pregunta el oficial Ahmed Hamdi, coordinador de la Unión de Policías Barbudos que lleva meses manifestándose en la capital egipcia. "Es falso que exista una norma que vete la barba. Los agentes siempre han llevado bigote y cejas", argumenta.
Y, por si hubiera dudas, el oficial de 26 años agrega: "Es un símbolo de nuestra fe y debería ser una cuestión de libertad personal ¿Se les prohíbe, por ejemplo, a los policías españoles llevar una cruz?". Para los protagonistas del conflicto, la victoria judicial ayudaría a recuperar el crédito del cuerpo, bajo mínimos tras décadas en las que la ley de Emergencia fue un cheque en blanco para los arrestos arbitrarios, la tortura y la corrupción.
"El pueblo egipcio sabe que un barbudo es un hombre religioso y respetable, que cumple con su trabajo y no cometerá los pecados del pasado", señala Hamdi. Su reivindicación coincide con la llegada al palacio presidencial de Mohamed Mursi, un miembro de los Hermanos Musulmanes que en menos de 100 días de mandato ha iniciado lo que para las voces críticas es una acelerada islamización del Estado.
Con el viento favorable del nuevo tiempo, la repulsión por la cuchilla de afeitar no solo ronda las comisarías. También vuela en la aerolínea estatal Egyptair, donde su personal de cabina ha demandado por idéntico motivo a la dirección. La compañía de bandera se resiste a la metamorfosis pero ya ha dado luz verde para que las azafatas puedan llevar 'hiyab' (pañuelo), poco después de que la televisión pública también fulminara el tabú. "El debate no es el velo o la barba sino la libertad y la igualdad", apunta a este diario Fatima Nabil, la primera presentadora con 'hiyab' de los informativos estatales.
Extraído de El Mundo (Francisco Carrión)

A "dentelladas" por el imperio Lacoste



La pugna no tiene nada que envidiarle a la trama L’Oréal, la que desde hace años entretiene a la sociedad francesa. Ambición, traiciones y lazos de sangre burlados por un puñado de poder. Tras la guerra por capítulos entre la rica Liliane Bettencourt y su hija, las lanzas se han levantado ahora en Lacoste. Las luchas internas por instalarse en la cúpula de la marca del cocodrilo han acabado esta semana con la marcha de Michel Lacoste, presidente del consejo de administración de la firma desde 2006.
Como en el caso L’Oréal, ha sido la hija del empresario la que ha precipitado su caída. Al menos le dio el último empujón. Sophie Lacoste Dournel, de 36 años, es actriz y aunque se ha formado en la prestigiosa escuela de negocios HEC, nunca ha ocupado un cargo operacional en Lacoste, "no tiene las competencias para dirigir un grupo que marcha bien", según ha declarado su propio padre al diario 'Le Monde'.
El pasado lunes los accionistas de la compañía votaban la marcha del progenitor y colocaban a su hija en la presidencia del consejo de administración. Michel Lacoste ya ha acudido a los tribunales pararecurrir la decisión y denunciar la maniobra para apartarlo del poder.
Hace meses que el empresario, hijo del fundador de la marca, René Lacoste, preparaba su marcha. Lo anunció en junio, aunque para sucederle él no había pensado en su hija, sino en su sobrina, Marie Béryl Lacoste.
Esta licenciada en empresas y ex dirigente de la marca JP Stevens había pilotado la rama de gafas y perfumes de Lacoste. La francesa contaba con la bendición del comité de remuneraciones y de los tres administradores independientes de la empresa: Franck Riboud, jefe de Danone, Micheline Kaufmann, ex directiva de Chanel, y de Patrick Thomas, gerente de Hermès.

La prima díscola

Pero la candidata favorita no contaba con la intrusión de su prima en la guerra por el poder. Según la revista 'Challenges', Sophie Lacoste, que ya había optado al cargo hace cinco años, contaba ahora con el apoyo de importantes accionistas, entre ellos Catherine Lacoste, la propia hermana del presidente destronado, y de Sachiko Takayama-Lacoste, suegra de la aspirante perdedora.
Sophie Lacoste asumirá la Presidencia del consejo mientras que Loïc Armand sucederá a su padre como administrador de la marca. Armand es directivo de L’Oréal y los partidarios de Michel Lacoste critican que esta elección acarrea un conflicto de intereses puesto que Lacoste tiene firmado un acuerdo con una empresa competidora de la marca gala de cosméticos.
Además, más allá de la pugna fraticida, muchos temen que con el cambio en la cúpula el grupo suizo Maus, que cuenta con el 35% del capital del cocodrilo y ha apoyado a la candidata díscola, aproveche la crisis para aumentar su participación y la empresa, que está presente en 120 países y genera el 90% de su cifra de negocio fuera de Francia, pierda así su carácter familiar. .
El propio Michael Lacoste denuncia una maniobra por parte de la familia suiza para apartarlo. "Maus ha convencido a la mitad de mi familia para hacer alianza y tomar el control. Estoy entristecido por la debilidad y la incompetencia de los accionistas familiares que han sido seducidos por espejismos", ha asegurado a 'Le Monde'.

La otra guerra de Hermès

El conflicto interno se ha cobrado otra víctima fuera de la marca, pues Patrick Thomas, gerente de Hermès, ha anunciado que dejará el consejo de administración de Lacoste tras la polémica decisión. La marca de marroquinería gala también vivió hace unos meses su propia guerra de poder, aunque en este caso el lobo al acecho era el gigante del lujo LVMH.
Tras su entrada hostil en el capital de Hermès en otoño de 2010, la mayoría los accionistas de la familia (herederos del fundador de la marca, Thierry Hermès) formaron un holding para frenar al grupo presidido por Bernard Arnault y evitar que ampliara su participación. Esta estructura impide a los miembros de la familia vender parte de sus acciones.
Hace dos semanas la firma de marroquinería denunció al conglomerado francés ante la justicia por las condiciones en las que entró en su capital hace dos años. LVMH insiste en que su aterrizaje en Hermès fue impecable y ha anunciado que también acudirá al juez "por chantaje, denuncia calumniosa y competencia desleal".
Extraído de El Mundo (Raquel Villaécija)