viernes, 28 de octubre de 2011

Vestuario para triunfar



Elegir el cómo vestir para trabajar depende, en gran medida de la filosofía de la empresa ¿Verdad?

Hay ciertas reglas que no se deben obviar en un ambiente laboral, pero se puede adoptar lo que se llama “dress code smart casual”, para salir de los tradicionales vestuarios de oficina.
Se debe vestir con la intención de que lo que llame la atención sea la persona y no el vestuario. Aunque se pretenda proyectar modernidad habrá que evitar vestuarios muy ajustados, siendo preferibles prendas holgadas o al cuerpo y evitar blusas demasiado escotadas. Si va a utilizar falda hay que tomar en cuenta que no debe quedar más de cuatro dedos arriba de la rodilla y máximo dos debajo de éstas. Los trajes sastre nunca están de más, pudiendo combinarse la chaqueta con pantalones más casuales, faldas, o vestidos de hilo. Para darle un toque “casual” están los cuello mao y en vez de botones, zippers. Si se busca algo muy elegante, pero original podemos optar por un traje con chaleco y para las más arriesgadas hasta corbata. Una elección que nunca falla es elegirlo en un solo color aunque no deben descartar escogerlos con estampados y colores más alegres; eso sí, no hay que exagerar con los colores fuertes. Lo ideal es mezclarlo con piezas de colores planos.
En caso de poder utilizar pantalón de mezclilla es preferible que no sea roto, con brillo, ni accesorios complementarios. Evitar sandalias muy descubiertas y diseños extremadamente modernos, el pié, mientras más desnudo el zapato, se visualiza más informal.
Hay que tener cuidado con el exceso de accesorios y no combinar metales con plástico o fantasía. Los bolsos o carteras preferiblemente, de piel y de tamaños medianos. Recordar que la imagen profesional se verá en la elegancia o sencillez que dé a su aspecto; se puede salir de lo tradicional sin caer en mal gusto.
Por Marianela Lacayo

Tendencias en Joyas para Boda

Tendencias en Joyas para Boda

Las tendencias en prendas y artículos para novias apuntan a los estilos más románticos y vintage. Muy a pesar de que los atuendos que se escogen están ligados al gusto de los novios, siempre hay una tendencia marcada en cada temporada que sobresale del resto de propuestas. Actualmente las de tipo romántico y antiguo son las más populares.


Las joyas son uno de los detalles más importantes y especiales en la preparación del atuendo de los novios, no sólo porque lo adorna y complementa, sino por el valor sentimental o la significación que éstas tienen. Muchas son piezas que quedan en la familia y son heredadas y utilizadas de generación en generación.
Cuando se habla de joyas para una boda, lo primero que se viene a la cabeza son las alianzas, el símbolo de unión de matrimonio por antonomasia, particularmente en el mundo occidental. Sin embargo éstas no son las únicas joyas en las que se debe pensar para la indumentaria de los novios, sobre todo para ella.
Hablar de joyas no sólo es referirse a cadenas, colgantes, collares, anillos, brazaletes, etc. Las joyas de boda son las que adornan también el vestido de la novia, el peinado y hasta los zapatos. El novio lleva muy pocas, pero el reloj y los gemelos cuentan como tal y deben ser preferiblemente de material metálico precioso o que al menos proyecte elegancia y sofisticación. A veces un broche o detalle tradicional de la cultura o familia pueden ser utilizados en el traje o chaqué.
Las tendencias románticas y vintage siempre incluyen detalles de lazos, encajes y bordados con aplicaciones de pedrería, perlas, broches, medallones, hilos plateados o dorados. Para las menos arriesgadas las piedras de diamantes, jade, zafiro, rubí, siempre son piedras que darán un toque muy sofisticado y de color al atuendo. Hoy en día está en boga que la pedrería del vestido sea en colores para después combinar con otros accesorios como aretes, cintas, diadema, los zapatos o también las flores del ramo.
Para que haya armonía en el estilo que se ha planeado, tanto el vestido como la joyería deben tener coherencia. Al estudiar que joyas son las más indicadas para complementar el atuendo se debe respetar la regla de oro “menos es más”, debido a que quien  tiene que resaltar es la novia en sí y no todo lo que lleve puesto.
Las joyas deberán ser muy sutiles, delicadas y de calidad fina en caso de que el traje sea ostentoso y con mucho detalle. Si es un vestido muy sencillo o minimalista, el detalle que dé vida puede ser una joya llamativa y en un color que contraste con el del traje.
Los trajes de la novia, novio, cortejo, joyas y complementos deben ir acordes con la temática, hora y lugar donde se realizará la boda, siguiendo una misma línea. Los brillos son más adecuados para horas nocturnas y las joyas mates o de brillo sutil para el día.
Al igual que para escoger el tipo, corte y formas del vestido se necesita hacer un estudio de estilismo que indique el diseño que más favorecerá al tipo de cuerpo y estilo de la novia. Asimismo el diseño de las joyas deberá permitir destacar sus mejores atributos y que no acentúe defectos o zonas a disimular. Este puede ser el caso de  aretes o collar, brazalete, cadena o gargantilla que se escojan, ya que su tamaño dependerá de la morfología del cuerpo de la persona que incluye altura, tipo de cuerpo, largo del cuello, tipo de rostro, ancho de brazos y espalda, tamaño de busto, largo de brazos y grosor de estos, tamaño de manos y dedos. Y para cualquier detalle a llevar en el pecho ha de tomarse en cuenta el tipo de escote que se llevará en el diseño del vestido.
Marianela Lacayo

Ejército de Estados Unidos sin coquetas


[foto de la noticia]
Fuera pendientes, manicura francesa y coletas. El ejército estadounidense está estudiando eliminar cualquier signo de coquetería entre sus mujeres soldado. El motivo, según el impulsor de esta reforma, el Sargento Mayor de la Armada Raymond Chandler, es, tal y como aseguró al portal de noticias especializado Army Times, "mostrar mejor de lo que lo estamos haciendo ahora al pueblo americano y a la Armada qué significa ser un soldado americano. Puede hacerse a través de los estándares de cuidado personal y de apariencia y... Los uniformes que llevamos y cómo elegimos llevarlos. Creo que podemos hacerlo mejor. Ahora es el momento de dedicarse a ello".
La propuesta, que aún no es oficial ("Diría que va a haber algunos cambios... Es pronto para decir exactamente cuáles van a ser") busca que las mujeres que trabajan en el Ejército tengan una imagen poco llamativa y se igualen al resto de sus compañeros. Para tantear el terreno, Chandler testeó a sus seguidores de Facebook el pasado mes de septiembre sobre estos posibles cambios: "Lo esencial aquí es que las coletas, la manicura francesa, pendientes, etc., no realzarán mi capacidad para entrenar y liderar a los soldados. De hecho, creo que alterarán negativamente su visión sobre mí como líder", escribió una de las soldados. "Por favor, no me dé poder como mujer, démelo como suboficial".
Sin embargo, las medidas, que podrían ser tachadas de discriminatorias, también podrían afectar a los hombres, a los que se les prohibiría (después de haber sido aprobado en 2005) lucir tatuajes que se viesen más allá del uniforme (debajo de éste o los tatuajes que simulen maquillaje, en el caso de las mujeres, quedarían permitidos). Además, podría prohibirse el uso del teléfono móvil mientras se vaya uniformado, todo con el fin de preservar la imagen estándar de los soldados.
Extraído de El Mundo (Yo Dona) (Araceli Ocaña)

jueves, 27 de octubre de 2011

Un recogido para cada ocasión

Cada vez son las más 'celebs' que se decantan por llevar el pelo recogido. En forma de moños altos, bajos, cardados o coletas de estilo juvenil los recogidos se presentan como una de las tendencias del otoño. (Fotos: El Mundo y Gtresonline)
Años 50: Los recogidos con ondas al agua, como el de la actriz Sarah Gadon, son elegantes y confieren al "look" un aire retro. 
Flequillo recto: Para lograr un aspecto juvenil, como Nicole Richie, el flequillo combinado con moño bajo es la clave. 
Tupé: El tupé estiliza las caras con frentes pequeñas. La actriz Amber Heard despeja con él su rostro y destaca el maquillaje de sus ojos.

Moño alto: Kim Kardashian completa su peinado con unos pendientes XL y los ojos ahumados.

Recogido XXL: También hay quien se atreven con los volúmenes XXL como la cantante Cheryl Cole.

"Pink power": Con flequillo de lado y teñido de rosa, así es el estilismo de Katy Perry. 
Efecto "casual": Los recogidos desestructurados son perfectos para lograr un "look" juvenil como el de la actriz Norma Ruiz. 
DInformal: No sólo las "alfombras rojas" se llenan de moños. También son adecuados para asistir a una rueda de prensa por la mañana como, la siempre polémica, Lindsay Lohan.

Raya al medio: Vicky Martín Berrocal con un recogido inspirado en las mujeres de Julio Romero de Torres.

Cardado con ondas: Ivonne Reyes con un recogido cardado y con ondas al aire.

Natural: Con coleta baja y maquillaje natural asistió Pilar Rubio a los premios T de Telva.

Arquitectónico: Hay algunos peinados muy trabajados cuyo resultado es de inspiración arquitectónica. El de Kirstie Alley es un buen ejemplo.

De bailarina: El moño bajo es el más típico y conocido como "de bailarina". La Infanta Cristina se ha dejado ver en numerosas ocasiones con este peinado, que siempre resulta elegante.
Extraído de El Mundo (YO DONA)

¿Por qué es tan difícil para una mujer escalar hasta puestos directivos?

La necesidad de atender a las exigencias de las normas femeninas tal vez sea más acentuada en campos como el de la ingeniería, donde predominan los hombres. Las investigaciones muestran que las mujeres son más propensas a dejar la carrera de ingeniería que otros campos. Según la Fundación Nacional de Ciencias, las mujeres representan un 20% de los formados en ingeniería, pero sólo un 11% de los profesionales del sector son mujeres.

Las mujeres forman parte de la fuerza de trabajo desde hace décadas, pero muchas saben perfectamente que sigue siendo un mundo masculino. Según los datos más recientes de Catalyst Research, las mujeres constituyen actualmente cerca de un 50% (un 46,7%) de la fuerza de trabajo de Estados Unidos y ocupan un 51,5% de los cargos administrativos, especializados y ocupaciones relacionadas. Pero solamente un 7,6% de ellas aparecen en la lista de los 500 profesionales mejor pagados, siendo sólo un 2,6% de los consejeros delegados de la lista Fortune 500. Muchas dicen que los cargos más altos continúan siendo inalcanzables porque las reglas no escritas del lugar de trabajo continúan favoreciendo a los hombres.

Las empresas actualmente "se basan en normas masculinas", dijo Anne Hardy, vicepresidente de estrategia de tecnología de los laboratorios SAP, durante un panel del reciente Foro de ex Alumnos Globales de Wharton, en San Francisco. Los gerentes necesitan pensar en una manera de crear ambientes en que las mujeres puedan "prosperar y crecer", dijo, y que puedan inspirarlas a comprometerse a largo plazo con una empresa o a comenzar una empresa propia. ¿Pero cómo sería una empresa basada en normas femeninas? Según mujeres líderes en el área de negocios y especialistas de Wharton, el lugar de trabajo probablemente funcionaría de una forma muy diferente -tendría también un aspecto y un clima diferentes- si fuera organizado por mujeres y para ellas.
Wendy McDevitt imagina un ambiente de trabajo parecido a las oficinas corporativas de Urban Outfitters (URBN), en Filadelfia, donde es presidente adjunta de Anthropologie, una de las marcas de la empresa. Especializada en moda femenina y en accesorios para el hogar, Anthropologie ha creado un espacio de trabajo cuyo ambiente corresponde a los deseos de su clientela, dice McDevitt. "Pensamos primero en el cliente y después hacemos el camino de vuelta hasta el principio". El resultado: jardines acuáticos con agua corriente, un mercado rural, chefs en las propias instalaciones y bicicletas que permiten carreras rápidas entre los edificios. "Creamos un lugar de trabajo con mucha luz [...] y espacios abiertos".
Tanto el fundador como el consejero delegado de la controladora de Anthropologie son hombres, lo que prueba que son capaces de crear un ambiente de trabajo teniendo en cuenta el gusto femenino, destaca McDevitt. De igual manera, no todo lugar de trabajo gestionado por mujeres atiende de forma necesaria las exigencias de las normas femeninas. "Las mujeres tienen personalidades muy diferentes", dice. "Sólo porque una mujer esté al frente de una empresa o marca, eso no significa que sea gestionada como a todas las mujeres de la compañía les gustaría".
Pero basta observar las principales empresas gestionadas por mujeres para que se perciban algunas semejanzas interesantes, dice Marsha Firestone, presidente y fundadora de la Organización de Mujeres Presidentes. La institución neoyorquina sin fines de lucro para ejecutivas de empresas privadas tiene ingresos anuales de US$ 2 millones y hace entrevistas frecuentes con sus miembros para evaluar el tipo de negocio en que trabajan. Los estudios más recientes muestran que un 100% de las 50 empresas que más crecen y que son gestionadas por mujeres proporcionan seguro de salud, un 88% 401k [plan de jubilación patrocinado por el empleador], un 80% ofrecen seguro de vida y un 66% permiten el teletrabajo.
En todo el país, un 62% de las empresas privadas ofrecen seguro de salud y un 47% ofrecen beneficios de jubilación, según la Oficina de Estadísticas de Trabajo; un 59% de los empleados de compañías privadas tienen acceso al seguro de vida y sólo un 5% a políticas flexibles en el lugar de trabajo."Por lo tanto, lo que se dice por ahí sobre las mujeres -que tienden a ser más protectoras- parece tener un fondo de verdad", dice Firestone. "Creo que son protectoras sí, y las estadísticas lo muestran".
Una oficina basada en normas femeninas sería más innovadora en políticas familiares, dice Monica McGrath, consultora de relaciones humanas, coach de ejecutivos y profesora adjunta de administración de Wharton. Eso no significa sólo ofrecer horario flexible, significa ayudar a las mujeres a administrar sus responsabilidades con los hijos y su papel en la familia sin que perjudique su carrera profesional. "Cuando las mujeres dejan la empresa, ellas no lo hacen por que no puedan cuidar de la familia", dice McGrath. "Ellas se marchan porque perciben que es imposible progresar".
Los estereotipos y los prejuicios que impiden a las mujeres avanzar son "más sutiles" que en el pasado y, "posiblemente, involuntarios", pero continúan existiendo, dice McGrath. Ella se acuerda de una reunión de ejecutivos en que participó como consultora. Se estudiaba la posibilidad de enviar una mujer a un puesto en el extranjero. Aunque ella fuera la persona más cualificada para la posición, un gerente intervino diciendo que era muy probable que no aceptara el puesto porque tenía dos hijos pequeños. "Ellos creyeron que la observación tenía mucho sentido", dice McGrath. Al final, la empresa ofreció la posición a la mujer, que la aceptó alegremente. "No era su intención discriminar a nadie, pero una empresa basada en normas femeninas sería más sensible a esas cuestiones".
Manchas de café y tacones

"Existe poco respeto, o incluso ninguno, por las mujeres que actúan en campos dominados por hombres", dijo una ingeniera en un informe reciente de la Universidad de Wisconsin, en Milwaukee, titulado "Resistiendo a la marea: Por qué las mujeres abandonan la ingeniería" [Stemming the Tide: Why Women Leave Engineering]. "Yo me siento marginada", dijo una de las más de 3.700 entrevistadas en la investigación, "a pesar de intentar comportarme como un hombre durante toda mi carrera".
Muchas ingenieras que dejaron el sector dijeron que era difícil equilibrar vida profesional y familia, porque los jefes no eran sensibles a ese tipo de cuestiones, señala la coautora del informe, Romila Singh, profesora de la Escuela de Negocios Lubar y directora asociada del Centro de Estudios del Lugar de Trabajo de la Universidad de Wisconsin, en Milwaukee. Otro punto doloroso: pocas promociones. Las mujeres que abandonaron la ingeniería dijeron que no había oportunidades de entrenamiento, siendo ignoradas siempre que había una tarea que representaba algún desafío, o tenían que luchar con funciones ambiguas que no permitían vislumbrar ninguna posibilidad evidente de progreso profesional. "Ellas intentaron muchas veces alcanzar puestos más altos, pero sus esfuerzos eran siempre boicoteados", dice Singh.
Nadya A. Fouad, coautora del informe, profesora de Psicología de la educación en la Universidad de Wisconsin, en Milwaukee, y directora del Centro de Estudios del Lugar de Trabajo, se pregunta si algunas oportunidades de progreso para las mujeres no se perderían porque son comunicadas de forma casual a los hombres en ambientes informales, como el campo de golf, o incluso en el baño masculino.
"Si formas parte del networking, sabes qué pasos tendrás que dar" para sacar provecho de una oportunidad, dice, "pero si estás fuera de la red informal, tal vez nunca lo sepas". 40% de las mujeres entrevistadas por el centro ya habían dejado el campo de la ingeniería. Muchas lo hicieron porque no conseguían ver ninguna luz en el horizonte, constataron las autoras. Las entrevistadas dijeron también que vivían sobrecargadas de trabajo o que las informaciones que recibían sobre el trabajo estaban en conflicto. Aquellas que permanecieron, recibieron atribuciones bastante explícitas, tuvieron la oportunidad de reciclarse y fueron incentivadas por los compañeros y supervisores para que aceptaran funciones que representaban algún desafío."Las empresas interesadas en reciclar sus ingenieras necesitan ofrecerles programas de entrenamiento que consoliden no sólo sus habilidades técnicas, tienen que desarrollar también habilidades generales de liderazgo, tales como planificación estratégica y gestión de desempeño", concluyó el informe.



La baja promoción profesional hace que las mujeres abandonen también otros campos.
"Sabemos que el número de mujeres que dejan el empleo es mayor que el de los hombres", observa Deborah Small, profesora de Marketing y de Psicología de Wharton. "Eso se debe, en parte, al hecho de que se decepcionan cuando descubren que otra persona consigue un acuerdo laboral mejor; o cuando creen que debían haber recibido alguna oferta", pero no les dieron la oportunidad.
Pero según la investigación de Small, las dificultades de las mujeres provienen, en parte, de su incapacidad para negociar. Small constató que las mujeres no comienzan una negociación con tanta frecuencia como los hombres. "No es que ellas no sean buenas en eso", dijo Small: es que las mujeres simplemente no inician la negociación.
Eso puede ser un problema, ya que la negociación hoy en día en el lugar de trabajo es más común que en el pasado, resalta Small. Los contratos de empleo son menos fijos y estandarizados, y beneficios como el horario flexible pueden discutirse después de que el trabajador haya sido contratado. En un ambiente de trabajo más propenso a la negociación, dice Small, "puede ser que las mujeres estén en desventaja, porque no perciben las oportunidades, o no se aprovechan de ellas, para negociar por cuenta propia".
¿En un lugar de trabajo basado en "normas femeninas" las negociaciones serían menos comunes, o las oportunidades para negociar serían más claras? Es imposible decirlo, observa Small. Las normas del lugar de trabajo hoy en día no "son sólo normas masculinas; ellas son la norma por excelencia". En realidad, no se sabe a ciencia cierta si un ambiente de trabajo modelado completamente por mujeres sería mejor para ellas.Diversas investigaciones muestran que los estereotipos y los prejuicios de sexo en el lugar de trabajo son perpetuados tanto por mujeres como por hombres, dice Small.
Basta con observar algo tan simple como el vestuario. Nuevas investigaciones de Wharton indican que el prejuicio de sexo -tanto por parte de hombres como de mujeres- puede surgir fácilmente ante una camisa manchada. Alison Wood Brooks, estudiante del doctorado del departamento de gestión de las operaciones y de la información, analiza el doble estándar de la percepción que se esconde detrás de cómo se visten hombres y mujeres. Su investigación actual da prioridad a la limpieza y la higiene, en concreto a cómo las personas reaccionan frente a una camisa con mancha de comida o de café. La autora constató que hombres y mujeres con ropa manchada son percibidos de manera diferente. Los resultados preliminares muestran que las personas parecen reaccionar de forma más negativa frente a una mujer con una prenda de ropa sucia que frente a un hombre.
Brooks planea ampliar su investigación más allá de las manchas de café, examinando lo que sucede respecto a otras piezas del guarda ropa, y se pregunta si la reacción negativa que las mujeres parecen experimentar en su investigación sobre manchas ocurriría también en el caso de otras prendas del vestuario -por ejemplo, estilo informal frente a formal, moderno frente a conservador, apropiado frente a inapropiado. "Creo que la idea de la reacción adversa forma parte de una serie de aspectos de la vida de la mujer en la oficina", dice ella. "Ellas no piden y no negocian porque temen una reacción adversa. Lo mismo se aplica a cualquier aspecto de aquello que visten".
Las mujeres tienen que hacer frente a un volumen mayor de ambigüedad respecto al tipo de ropa considerada adecuada para el ambiente de trabajo, o con el tipo de mensaje que sus prendas transmiten. Generalmente, el traje masculino es siempre un traje, pero la idea no se aplica muy bien a la ropa femenina. Ni siquiera los trajes femeninos son un equivalente perfecto. Brooks dice que es consciente de eso en su propio departamento, donde el ratio es ocho hombres por mujer aproximadamente. "Ellos se levantan por la mañana, se ponen un pantalón, una camisa, y ya está", dice ella.
El desafío de la mujer consiste en encontrar una ropa que transmita el mensaje correcto: profesional, pero sin aquella formalidad artificial; conservadora, pero simpática; relajada, pero sin informalidad inadecuada. Toda prenda de vestuario -desde la altura de los tacones a la largura de la falda- puede acabar comunicando, sin querer, el mensaje equivocado. "Son tantas las cosas en que tengo que pensar, pero sé que los hombres de la oficina no piensan en esas cosas porque no lo tienen que hacer", dice ella.
Mientras, en el Banco Mundial de las Mujeres, donde cerca de dos tercios de los trabajadores son del sexo femenino, la presidenta y consejera delegada Mary Ellen Iskenderian cree que una oficina concebida según normas femeninas tomará más en serio los ciclos de la vida. Ella dice que incluso el horario de trabajo de 9 a 5 podría replantearse si las mujeres estuvieran al frente. "En el caso de las mujeres, ellas tienen otras obligaciones además del trabajo", dice. "Aquí en la empresa, tenemos varias madres jóvenes que trabajan a distancia durante el día, se desconectan, ponen a sus hijos a dormir y después aparecen nuevamente online por la noche".
La misión de la empresa de microfinanzas sin fines de lucro da prioridad a las mujeres, y ellas dominan las oficinas de la compañía en Nueva York, pero Iskenderian no cree que sólo las mujeres deberían gobernar el mundo. Con un consejo formado por diez mujeres y un hombre, ella dice que está dispuesta a reclutar más hombres. Tres, en su opinión, proporcionarían el equilibrio necesario, y para eso cita estudios de consejos dominados por hombres con problemas de comunicación debido a la falta de un número suficiente de mujeres: "Una mujer sola es considerada como un símbolo, dos ya es una conspiración", dice.
Hasta que no llega la tercera mujer, las tres pasan a ser aceptadas como parte del grupo. Iskenderian descubrió que la dinámica funciona al contrario. "Defiendo más que nunca la diversidad de los sexos", dice. El predominio femenino en el consejo genera "un deseo tremendo de llegar a un consenso [...] Es un foro muy fructífero para la proposición y el debate de ideas, pero no es fácil llegar a una decisión. Creo que la dinámica de grupo es más productiva cuando hay diversidad".
Extraído de América Economía (UniversiaKnowledge@Wharton)

El clásico náutico se moderniza en diferentes formas y estilos

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Los vemos en pasarelas, escaparates y a pie de calle. Los náuticos zarpan de nuevo y hasta las "celebrities" sucumben a este cómodo calzado, asociado tradicionalmente a la elegancia.


Siguiendo esta tendencia, la firma Sperry Top Sider une sus fuerzas a la exclusiva "Band of Outsider" para darle una vuelta de tuerca a lo clásico.
De la mano del diseñador Scott Sternberg nace una colección de distintos estilos que reinterpretan al mocasín en cuatro originales modelos de tonos otoñales, como el camel, beige y chocolate.
Creados en lana, terciopelo y piel, su original construcción "tru-moc", cosida a mano, proporciona una alta calidad, mientras que su suela de caucho antideslizante evita las marcas.
Además, su resistencia al agua los hace aptos, incluso, para los días de lluvia (precio entre 230 y 325 euros, según modelos).
Extraído de El Mundo

miércoles, 26 de octubre de 2011

Animal Print: La nueva pieza básica

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Presentación de participantes Concurso Nacional de Oratoria 2011


Súbete a los tacones lápiz

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Provocadores y muy "sexys". United Nude se ha propuesto unir el arte y la moda con "Pin Chap", su última colección de botines para esta temporada.
Y lo ha conseguido con un diseño de aires "rockeros" tan innovador como elegante.
Disponible en los tonos que mejor combinan con todo -rojo, marrón, negro y gris-, el zapato es todo piel, con sofisticadas cremalleras que rematan un fino y metalizado tacón lápiz (su precio es de 280 euros).
Distinción y gusto se dan la mano en estos sensuales botines con los que ninguna mujer pasará desapercibida.
Extraído de El Mundo

domingo, 23 de octubre de 2011

Irene Núñez, Miss Panamá Mundo, a su llegada a Londres


La moda se hace mayor



Los cánones estéticos están cambiando, incluso en la red. Mujeres de más de 65 años reivindican su derecho a ser referentes de estilo.


Algo está cambiando en la industria de la moda. Cada vez más mujeres se están liberando de encorsetamientos sociales arcaicos como la edad. La presencia de la modelo británica Daphne Selfe sobre la pasarela de la Semana de la Moda de Londres en 1998 marcó el pistoletazo de salida de una nueva tendencia que celebra la belleza y el estilo de musas mayores de 65 años. «No tuve mi primera gran oportunidad en la industria hasta que cumplí los 70», confiesa Selfe. «Cuando me llamó mi agente para desfilar, me quedé atónita. Ahora hay muchas otras modelos mayores, e incluso una agencia especializada», explica. En el año 2000 vimos a la legendaria Carmen Dell’Orefice desfilando para John Galliano. Tenía entonces 69 años. Apenas dos años después volvió a pisar la pasarela de París en el primer desfile de Jean Paul Gaultier para la maison Hermès. Como ella, la pasada temporada otoño-invierno 2010/11, la danesa Gitte Lee se convirtió en el centro de todas las miradas al protagonizar la campaña de Céline con 75 años. «El estilo no tiene edad», asegura la veterana modelo. «El peor aspecto de envejecer es sencillamente que tienes menos tiempo para hacer todo lo que todavía no has hecho. Es una carrera contrarreloj, en la que sabes de antemano que la batalla está perdida».


Este otoño, a sus 90 años, otra mujer se ha convertido en la última musa de la moda y de la cultura popular norteamericana: Iris Apfel. «Soy una starlet geriátrica, querida», le contó a Ruth La Ferla de The New York Times. «De la noche a la mañana me he convertido en lo más. Tengo hasta un club de fans». En 2007, Iris posó ante el objetivo de Bruce Weber para Vogue Italia. 


Ahora, convertida en la protagonista del último documental de Albert Maysles –realizador de la cinta de culto Grey Gardens (1975)–, Apfel fue también la invitada de honor de la fiesta que celebraron el pasado 13 de septiembre, durante la Semana de la Moda de Nueva York, dos anfitriones de excepción: la bloguera de 15 años Tavi Gevinson –editora de la revista online Rookie Magazine (rookiemag.com)– y el fotógrafo de street-style Ari Seth Cohen, fundador del blog Advancedstyle.com, una página web con fotos de octogenarias anónimas con estilo. «Hace tres años me mudé a la Gran Manzana y allí descubrí a mujeres independientes, elegantes e inconformistas, que cambiaron mi visión de la edad», confiesa Cohen en una entrevista en exclusiva para S Moda. «Para ellas, la moda es una forma de expresión, que no está sujeta a las tendencias, sino a su personalidad. Son mujeres activas, con experiencia, que conocen muy bien su cuerpo y saben qué les favorece. No sienten la necesidad de impresionar a nadie. Se visten solo para ellas».


«Hace tiempo que defiendo que las mujeres no tienen edad… o, por lo menos, no una edad definida por la biología», nos cuenta Roberto Verino. «Hay mujeres con más de 60 años capaces de mostrar su estilo de una manera que transmite sorpresa, emoción y seducción. La gente joven reconoce en ellas una actitud ante la vida que admiran. Su determinación es sentirse guapas y no renunciar a ser libres», dice el diseñador gallego. «La moda es una catarsis en muchos sentidos», cree también Iris Apfel. Para la jovencísima Tavi Gevinson, los retratos de Ari hablan de aceptar la vejez no solo a nivel personal, sino también cultural. «John Waters afirma que el único modo de rebelarse hoy a través de la moda es combatir la frenética actitud antienvejecimiento que prevalece en las revistas y en la cultura de la fama actual», publicó la precoz editora en un post a principios de septiembre. Para Gevinson, las imágenes del blog AdvancedStyle.com son la mejor inspiración. «Recomiendo echarle un vistazo», añade. Esta fascinación intergeneracional explica el auge actual del vintage entre las jóvenes y el éxito de exposiciones sobre iconos de ayer, como la que acogerá en noviembre el London College of Fashion, en Londres, en honor a Carmen Dell’Orefice y su contribución a la moda.


«Me encanta conocer a gente joven y ver el mundo a través de sus ojos», dice Dell’Orefice. «David [Dowtown –comisario de la exposición–] es mi conexión con la estética actual. El mundo se ha transformado de mil y una formas distintas a lo largo de mi vida; y los amigos que conocí en mis primeros años de trabajo –Irving Penn, Richard Avedon y Cecil Beaton– han muerto. Para mí, es un regalo conocer a alguien como David a mi edad». Las fotos de Carmen Dell’Orefice son el mejor testimonio visual de cómo han evolucionado los cánones estéticos a través de la historia. «La ropa es el mejor reflejo de una sociedad… y de una persona. Es el vehículo perfecto para explicar quién eres», afirma Iris Apfel. «Toda mi vida he dado forma a mis propias prendas y joyas. Algunas las he confeccionado yo misma; otras las he encargado. Puedes crear piezas maravillosas. Solo necesitas un poco de imaginación. Todos tenemos esa creatividad cuando somos jóvenes y desarrollamos nuestros talentos. Pero, desgraciadamente, muchos la pierden con los años», explica Apfel.


«No es una cuestión de atrevimiento ni de osadía. Ni siquiera es una cuestión de estilo, sino de forma de vestir, que ha evolucionado notablemente en las últimas décadas, tanto por la agilidad de la comunicación –omnipresente en la sociedad actual–, como por otro factor importantísimo, que es la cultura del cuerpo», reflexiona el diseñador Ángel Schlesser. «Ahora una mujer a los 60 años está espléndida y puede permitirse vestir con diseños que antes no llevaría por dos razones: una, por el físico; y otra, porque quizá la sociedad, de alguna forma, retiraba a la mujer de la vida pública a determinada edad», apunta el creador español.


A pesar de la obsesión actual por la eterna juventud –que asocia la belleza adolescente a sinónimo de éxito–, poco a poco los estereotipos están cambiando. Hoy la arruga no solo es más bella que hace 20 años, sino que comparte protagonismo sobre la pasarela con melenas canosas, como las que vimos en el desfile de Jean Paul Gaultier. Sus modelos pisaron la pasarela con pelucas violáceas, azuladas e incluso blancas, en homenaje a musas veteranas del celuloide como Helen Mirren, Judi Dench o Vanessa Redgrave. «La cirugía no impedirá que envejezcas», asegura la modelo Daphne Selfe. Y el mundo de la moda empieza no solo a aceptarlo, sino a celebrarlo. 
Gitte Lee: Fue modelo en Londres hace más de cinco décadas y el año pasado volvió a la primera fila de la moda como protagonista de la campaña de otoño de Céline. Foto: Ari Seth Cohen

Milanesa anónima: "La combinación blanco y negro es siempre una apuesta segura", le confesó esta mujer a Ari Seth Cohen (de AdvancedStyle.com), cuando cerraba su tienda.

Rita Marcus: «Creé mi blog hace cuatro años», confiesa esta bloguera de 80 años. «Veryoldgrandmother.com me ha aportado confianza. La edad es solo una cifra».

Bridget Sojourner: «Siempre he sido una firme feminista. La discriminación por edad es mi último bastión», afirma esta modelo y activista de Londres, a sus 73 años. 
Linda Zagaria: "Cuando eres joven tiendes a vestirte para los demás; con la edad, aprendes a vestirte para ti misma", dice Linda, de la Sociedad Art Déco de Nueva York. Foto: Ari Seth Cohen
Beatrix Ost: «Ser o no ser sexy depende de los ojos con los que te miren; no es una cuestión de enseñar carne», asegura esta artista y escritora de 72 años. 


Extraído de SModa (Noelia Collado)