domingo, 14 de agosto de 2011

El Bolso: Imprescindible, Práctico y Siempre Moderno


El mítico bolso Birkin de Hermes

Todas las prendas de vestir fueron inventadas con un objetivo práctico. El sombrero servía para protegerse de las inclemencias del clima, las gafas oscuras para evitar el brillo del sol o el resplandor de la nieve, los zapatos para cubrir los pies al caminar, el vestuario para tapar la desnudez y procurar abrigo. De igual manera el bolso surgió en respuesta a la necesidad de transportar objetos de un lugar a otro, manteniéndolos siempre al alcance. Con el tiempo cambiaron sus diseños, sus dimensiones, sus colores, pero manteniendo aquel propósito primordial.
En los inicios de la civilización, la piel y el estómago de animales servían para transportar comida y herramientas. Antiguos monumentos griegos y romanos muestran al dios del comercio, Hermes o Mercurio, portando un bolso colgado del brazo.


El cambio definitivo de estos artículos se produce en la Edad Media, al convertirse en un simple saquito colgado de la cintura, que se ocultaba entre los pliegues de las amplias faldas de los vestidos. En ellos, los hombres llevaban sus monedas, y las mujeres su espejito, sales o perfumes.


De ahí en adelante el bolso sufrirá frecuentes cambios, relacionados con  la moda de los vestidos y el estilo de vida particular. En los siglos XIX y XX, durante las grandes migraciones, la gente necesita llevar consigo artículos muy preciados; con la paulatina incorporación social y laboral de las mujeres, ellas habrán de requerir espacio en su ajuar cotidiano para portar el maquillaje, un abanico, un pañuelo o las tarjetas de visitas. Aparece así el primer bolso de mano.


La empresa Louis Vuitton, considerada hoy como la marca de lujo más exclusiva del mundo, se especializó desde sus inicios en el embalaje de las toilettes de la nobleza parisina, reemplazando los grandes baúles por otros más ligeros. Algunos fueron tan especiales y exclusivos como el creado en 1932, “Noe”, diseñado en principio para transportar champán.


Otra de las marcas más importante en este ámbito ha sido Hermès, fundada en 1837, aunque inició como fabricante de sillas de montar y arneses. En 1900 produjo una alforja, exclusiva para que los jinetes llevasen consigo sus sillas de montar. En 1923, el propio Thierry Hermès diseñó para su esposa un bolso llamado “Blodie”, el primero de la historia en su línea, que luego se rebautizaría como MacPherson, en honor a la top model Elle MacPherson.


Ambas marcas han creado bolsos espectaculares, algunos muy conocidos como el Kelly, en honor a la boda de Grace Kelly con el príncipe Rainiero; el Le Trim famoso por Jackie Onassis. Otros, como el muy aceptado Birkin, surgieron por necesidades prácticas, inspirados en la cantante y actriz británica Jane Birkin, quien solía llevar una cesta de mimbre porque allí sí cabían los biberones y artículos de su bebé.


Casas como Christian Dior, Chanel, Moschino, Catherine Baumann, Ungaro, Paul Smith o Lulu Guinness han mostrado la herencia de las creaciones de los pioneros, como Elsa Shciaparelli, diseñadora arriesgada y extravagante, creadora del bolso bandolera. 


En la actualidad existen infinitas opciones de materiales y diseños, y se toma muy en cuenta cómo se emplea cada bolso; además, cada día son más los hombres que suman a su look un bolso que cumpla con sus necesidades y estilos de vida. No en vano decía Christian Dior en su libro “Little Dictionary of Fashion” (1954): “Puedes llevar el mismo vestido de la mañana a la noche, pero para ir perfectamente arreglada, no puedes conservar el mismo bolso”.

Marianela Lacayo

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